A tres años del inicio de la pandemia por COVID-19, expertos continúan el debate sobre el uso de las mascarillas y su efectividad, al poner en duda su protección para evitar contraer el virus SARS-CoV-2.
Recientemente, un estudio de Cochrane —una red internacional que se dedica a la investigación en materia de salud–, puso en duda la eficacia de las mascarillas N95 y P2 de proteger a los usuarios de contraer la enfermedad causada por el virus SARS-Cov2. El estudio reveló que el uso de la mascarilla puede significar una diferencia mínima o incluso nula en el intento de evitar contraer COVID-19.
A pesar de este estudio, los expertos recomiendan seguir utilizándolas, sobre todo en el caso de los adultos mayores y las personas inmunocomprometidas, pues son quienes sufren mayores riesgo de complicación por la enfermedad.
«Mi recomendación es que la mascarilla deben usarla las personas mayores cuando estén en un evento comunitario en interiores como los servicios religiosos, un juego de basquetbol o una convención y sobre todo las personas con condiciones serias de salud como diabetes, enfermedades del corazón o los pulmones», señaló el doctor William Schaffner, profesor de medicina en la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Medicina de Vanderbilt.
En una rueda de prensa organizada por Ethnic Media Services, Schaffner recomendó que las mujeres embarazadas y las personas inmunocomprometidas también deben seguir usando mascarilla en eventos públicos realizados en espacios cerrados.
Y aunque señaló que no se ha probado la efectividad del uso de las mismas –pues fueron mayormente utilizadas cuando la mayoría de la población estaba en sus casas–, comentó que durante mucho tiempo han sido un método para disminuir la propagación de diferentes virus.
Por su parte, el doctor Mina Hakim, especialista en pediatría del Centro de Salud del South Central Family Health Center, recomendó también que los niños con asma y otros problemas de salud utilicen la mascarilla, sin embargo esta debe estar bien ajustada para que puedan ser empleadas como un método de prevención.
Y aunque los expertos siguen recomendando que los menores utilicen las mascarillas, estos son en ocasiones la población más difícil, pues tienden a quitárselas incluso para jugar, por lo que es fundamental que el uso de estas se complemente con otros métodos de prevención como el correcto lavado de manos, la desinfección de las superficies con las que están en contacto y sobre todo la vacunación.
«La mascarilla es una pequeña pieza de un escudo mucho mayor que tenemos contra el COVID. Yo utilizaría la pieza más grande del escudo, que es una vacuna, y no recomendaría las mascarillas para la población general», señaló.
La doctora Monica Gandhi, profesora de medicina y subjefa de la División de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de San Francisco, señaló que las mascarillas no son la mejor manera para detener la transmisión del virus y que de usar aquellas tipo KN95 y KN94, estas deben estar bien ajustadas para que puedan bloquearlo.
Finalmente, la doctora Gandhi dijo que no se debe imponer el uso de las mascarillas, pues su efectividad no ha sido probada, por lo que su uso debe ser decisión de la población, sin embargo recomendó llevar a cabo otras prácticas de prevención más eficaces como la vacunación.
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