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sábado, noviembre 23, 2024
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Comunidad latina, crucial en la vacunación contra COVID-19 en EE. UU.


Por Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P]

En California, menos de la mitad de la comunidad latina y afroamericana elegible a la vacuna COVID-19 se han vacunado. Esto pone en creciente riesgo a los vacunados y a los menores de 12 años debido a la variante Delta, por lo que reducir las diferencias raciales en las tasas de vacunación es una prioridad urgente para proteger la salud de la nación, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

«Desafortunadamente, hay puntos oscuros en nuestra lucha contra la pandemia. Los adultos mayores han representado un número desproporcionado de muertes por COVID-19, en particular entre la comunidad latina. Hay una gran brecha para alcanzar a este grupo y queremos lograrlo», apuntó la directora del Departamento de Envejecimiento de California, Kim McCoy Wade, durante conferencia de prensa realizada por Ethnic Media Service.

Jorge Pingarrón, el representante de la organización Todos Unidos, y quien coordina el sondeo de bajos ingresos de Stockton, detalló que tras completar siete mil quinientas horas de campaña en la comunidad se han topado con barreras como el calor extremo,o los incendios de California del Norte, que también han impedido algunos días de medición,  además de racismo, altercados físicos, y acoso en general, todo ello contra el esfuerzo de conseguir que la ciudad esté vacunada.

«Hemos ido más allá para hacer frente a todos estos problemas  y continuar con nuestro esfuerzo para tratar de conseguir que esta ciudad esté vacunada. Es muy difícil debido a todas las creencias que hay: mucha gente no quiere vacunarse porque no cree en la vacuna», explicó.

En ese sentido, destacó que muchas personas simplemente son antigubernamentales, «hay gente que está convirtiendo esto en un tema político en lugar de verlo como una necesidad humana y de salud».

A ello, dijo, se agregan los grupos antivacunas y aquellos que ni siquiera creen que el COVID-19 existe, situación que se exacerba en una gran cantidad de comunidades desatendidas.

Pingarrón detalló que de las 80 mil casas que ha visitado la organización en Stockton, solo en 30 por ciento se ha podido mantener una conversación, mientras que de éstas sólo el 1.0 por ciento se ha inscrito para recibir la vacuna.

«Hay falta de información por parte del gobierno. Es necesario brindarla en los idiomas necesarios para poder cubrir a todas las poblaciones que se puedan cubrir».

Para Jorge, lo que realmente ha funcionado para que más personas opten por la vacuna, es la charla personal, pues si bien no se sabe que ruta tome la conversación «uno debe saber responder de manera apropiada y entenderlos, llevar la charla a un nivel personal para que se vacunen», subrayó.

Explicó además que métodos como las llamadas telefónicas son difíciles, pues la gente las percibe como molestas y al ver el número de entrada los relacionan con publicidad y no contestan o cuelgan rápido.

«Pero una vez que estás allí, te ven. Y uno está en su uniforme, con el logotipo de la vacuna  y la organización que representas con insignias de identificación. Así que es un poco más fácil hablar con ellos, tratar de entablar una conversación y convencerlos de que se vacunen, aunque te encuentres con diferentes situaciones, pero esa es la mejor manera», subrayó.

Miedos y creencias, las barreras a vencer entre la comunidad latina

Irma R. Muñoz es fundadora y directora ejecutiva de «Mujeres de la Tierra», organización sin fines de lucro de equidad ambiental ubicada en Los Ángeles, California, la cual conoce y se ha acercado a la comunidad de MacArthur Park, una localidad latina habitada en su mayoría para informarles y acercarlos a la vacunación.

Uno de los principales desafíos en el área, es que la comunidad latina tiene miedo de dar información debido a su situación migratoria, destacó, situación por la cual muchos no se acercaron en un inicio a vacunarse contra la COVID-19 pues se les solicitaba una identificación. 

«Nadie quiere proporcionar su identificación porque piensan que lo siguiente es que las autoridades de inmigración van a estar llamando a sus puertas para llevárselos», explicó.

Agregó que es un barrio de clase trabajadora y la mayoría de la gente no está disponible para las citas de lunes a sábado, y por desgracia no había lugares que dieran vacunas los domingos hasta hace poco.

El siguiente gran problema que detectó la organización fue una comunidad latina profundamente religiosa que no cree en el COVID-19 y mucho menos en las vacunas.

En ese sentido, destacó que la gente de esta localidad argumenta que sus líderes religiosos les han dicho que las vacunas son veneno, aunado a una gran desconfianza en el gobierno y la autoridad.

Y si bien han tenido mucho éxito en que las personas se vacunen, dijo, también existe mucha resistencia por una serie de razones religiosas, políticas y por ser descubiertos por «la migra», situaciones que califican de alto riesgo.

«Nuestros éxitos han sido porque tenemos conversaciones casuales con la gente. No abrimos la conversación diciendo: estamos aquí para hablar con usted sobre cómo vacunarse. Todo el mundo se presenta, pero no hacemos un puerta a puerta». 

De hecho, explicó, que solo el 20 por ciento del trabajo de la organización se hace de casa en casa ya que los habitantes de MacArthur Park no están respondiendo a los llamados a sus puertas, a menos que sean familiares o sus amistades.

«Lo que hemos hecho principalmente es lo que se llama “campañas masivas”. Vamos a las zonas donde la gente se encuentra. No esperamos que la gente venga a nosotros. Así que vamos a las paradas de autobús, a la estación del metro, donde están los vendedores, entramos en las tiendas, vamos a los parques porque hay mucha actividad», explicó.

Agregó que una gran población de niños y jóvenes juegan al futbol, lo que ha permitido hablar con los padres de familia para que acudan a los centros de vacunación que abren los domingos.

«Ahora hemos tenido más éxito porque hay vacunas los domingos que es cuando la mayoría de la gente está libre y entonces viene a buscarlas. Esto es de boca en boca, animamos a la gente con la que hablamos a que hablen con sus vecinos, con otros miembros de su familia, y con los miembros de su iglesia para que se vacunen».

«Es el miedo a lo desconocido. Así que lo que tratamos de hacer es quitar el miedo de los corazones de la gente y poner los hechos en su cabeza»

Muñoz dijo que, incluso, gente que anteriormente dijo no a la vacuna, les deja números de teléfono por si cambian de opinión. 

«Nuestro enfoque es multicultural, no usamos el mismo método para todo el mundo. Realmente tenemos en cuenta sus antecedentes, su idioma, sus luchas. Mucha gente tiene dificultades en su día a día y hay que reconocerlo. Así que estas conversaciones que hemos mantenido han sido muy eficaces porque las mujeres que las realizan y que trabajan para nosotros viven en MacArthur Park». 

Llegar a los más grandes de la familia es sumamente importante para alcanzar a toda la familia, dijo, pues muchas veces son estas personas mayores quienes toman la última decisión. «Si ellos dicen que sí, entonces está bien para todos los demás vacunarse».

Muñoz recordó que «este virus ha matado a miles de miles de personas, sin importar su estatus económico, sin importar en qué religión creen, sin importar su estatus migratorio, no discrimina. Y esta nueva variante es altamente contagiosa. Creo que cuando la gente lo toma en serio es cuando, desafortunadamente conocen a alguien que ha estado en el hospital o ha muerto por el virus». 

Finalmente, puntualizó que desde que «Mujeres de la Tierra» lleva a cabo esta labor, los índices de vacunación en MacArthur Park han aumentado en cuatro puntos porcentuales. 

«Queremos asegurarnos de que estamos teniendo éxito y por eso tenemos que cambiar nuestro guion en función de lo que está ocurriendo. Nuestro guion ahora es que los niños están recibiendo la variante Delta y que tenemos que vacunarnos por el bien de nuestros hijos».

Comunidades rurales, pieza fundamental en el eslabón de la vacunación 

Esperanza Vielma, directora ejecutiva de la Coalición de Justicia Ambiental para el Agua y quien está profundamente arraigada en el servicio a comunidades desfavorecidas y subrepresentadas en el Valle de San Joaquín, destacó la enorme labor que se hace con las comunidades más desatendidas, las cuales tienen una gran población latina y asiática.

Explicó que a estos lugares se busca llegar de diferentes formas a la comunidad: ya sea visitando mercados mexicanos y asiáticos de la zona, haciendo sondeos y tocando de puerta en puerta para acercar la información de las vacunas, que muchas veces no llega por la falta de internet o de dispositivos para poder resolver sus dudas sobre la inmunización.

Recordó que dicha área sufre también por la contaminación que los incendios generan, lo que complica la situación con el COVID-19.

«Tenemos que colaborar con todas nuestras agencias para que demos el mismo mensaje y consigamos que la gente se vacune porque esa va a ser la única solución en áreas muy difíciles de alcanzar».

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Pamela Cruz
Pamela Cruz
Jefa de Redacción de Península 360 Press. Comunicóloga de profesión, pero periodista y escritora por convicción, con más de 10 años de experiencia en medios. Especializada en periodismo médico y científico por Harvard y ganadora de la beca International Visitors Leadership Program del gobierno de EE. UU.

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